Cuando Platón habla de la justicia lo hace desde dos puntos de vista: el del ser humano y el de la sociedad.
Desde la perspectiva del ser humano la justicia es la virtud suprema del alma. En la República la justicia del alma consiste en la armonía que surge entre las distintas partes que la componen cuando cada una de ellas cumple las funciones que le son propias:
*La parte racional del alma debe ser prudente (sabia) para saber dirigirse al mundo de las ideas al que pertenece y para guiar adecuadamente a la parte irracional. La virtud que le corresponde es la prudencia (phrónesis).
*La parte irascible debe ser valerosa para afrontar los contratiempos con entereza. La virtud que le corresponde es la fortaleza (andréia).
*La parte apetitiva o concupiscible debe ser capaz de moderar los deseos corporales que pueden arrastrar al alma. La templanza (sophrosyne) o moderación es la virtud correspondiente.
Por tanto, el equilibrio armónico de las virtudes proporciona justicia.
Si la justicia en el alma depende de que cada una de sus partes realice la función que le es propia, la justicia en la ciudad dependerá de que cada clase social lleve a cabo la función que por su naturaleza le corresponde.
Los seres humanos están destinados por naturaleza a una clase social u otra dependiendo de sus cualidades, ya que en cada ciudadano predomina una parte de alma y el Estado dispondrá su educación de acuerdo con ello.
La ciudad será justa cuando:a) los guardianes, que son los más valientes, defiendan la ciudad; b)los productores abastezcan a la ciudad de los bienes materiales y los recursos necesarios para toda la polis; c) los gobernantes, los educados en la filosofía, gobiernen el Estado con justicia para dirigirlo hacia el bien.
Por todo esto, podemos afirmar que el objeto de la filosofía de Platón es la justicia.
(Vicenta Llorca Darias)